Fenómeno Químico

La fermentación de un vino.


Son liberadas, durante la fermentación, distintas sustancias como  el glicerol, el ácido succínico, el ácido acético, alcoholes superiores, y muchas más sustancias que van a influir en la calidad final del vino. A lo largo de este proceso natural se llegan a producir más de una treintena de reacciones químicas

No es de extrañar que el primero en explicarlo científicamente fuera Pasteur.


Existen distintas señales químicas que participan de manera directa a la fermentación alcohólica, incluyen la disponibilidad de nutrientes como azúcares fermentables, nitrógeno asimilable, oxígeno, vitaminas, minerales, ergosterol y la presencia de sustancias inhibitorias como el etanol, ácido acético, ácidos grasos, etc.

El oxígeno; Su presencia es esencial y favorece el crecimiento de las levaduras. Sin embargo, sin él la fermentación se desarrolla mejor. Saber el punto exacto de oxígeno durante la fermentación, es esencial para la obtención de un buen vino tinto.

Desde hace siglos, un trabajo en bodega llamado proceso de remontado. Este proceso consiste en bombear hacia la parte de arriba de las cubas el vino que está fermentando en la parte inferior.

La acidez; Se compone de distintos ácidos, en estado libre o compuesto, unos derivados de la uva (málico, tartárico y cítrico) y otros de distintos procesos de fermentación (succínico, acético y láctico). Algunas contribuyen en la transformación, desaparición o aparición de los distintos ácidos.

Una elevada acidez puede provocar distintos efectos, como impedir que las levaduras se desarrollen e impidan el nacimiento de bacterias indeseables.

Destacamos el ácido tartárico, que es el ácido específico de la uva y el vino. Su acidez del vino depende mucho de la riqueza en Acido Tartárico por ser el mayor liberador de iones H+, y supone del 25 al 30% total del vino y es el más resistente a la descomposición por bacterias, que lo transforman en Ácido Láctico y Acético.



El aumento de alcohol y las bajas temperaturas lo precipitan en forma de cristales de Bitartrato Potásico y Tartrato Cálcico neutro por lo cual el vino contiene de dos a tres veces menos Acido Tartárico que el mosto del que procede.

“El ácido tartárico o "ácido tártrico" es un compuesto orgánico polifuncional, cuyo grupo es el carboxilo (ácido carboxílico).

Su fórmula es: HOOC-CHOH-CHOH-COOH, con fórmula molecular C4H6O6.

Nombrado por la IUPAC como Ácido 2,3-dihidroxibutanodioico.

Su peso molecular es 150 g/mol.”

Las sustancias nutritivas; son vitaminas, minerales y nitrógeno que suelen encontrarse en el mosto.

A medida que la fermentación va avanzando, el contenido de azúcar en el vino se va reduciendo y va aumentando la presencia de alcohol. De esta manera, las levaduras se van muriendo poco a poco por falta de alimento y el proceso se detiene, obteniéndose un vino seco, sin azúcar. Si uno desea crear vinos más dulces deberá detener la fermentación antes, bien reduciendo la temperatura, o bien incorporando alcohol vínico o añadiendo sulfitos.

Es muy importante la función que aporta el alcohol que se ha generado durante la fermentación, pues favorece la precipitación tartárica, que es un proceso que elimina los derivados del ácido tartárico, que se encuentran en las uvas, para suavizar el vino.

Además, la alta concentración de alcohol impide el desarrollo de las levaduras y de microorganismos que pueden perjudicar la calidad del vino.

El vino es vino, gracias a la química que lo acompaña.




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